Wall-e (Andrew Stanton, 2oo8)
Wall-e nos cuenta la historia de un robot de limpieza, que cientos de años después de que el ser humano abandone el planeta Tierra debido a su contaminación, continúa con su tarea día tras día, hasta el punto de que la ciudad en la que habita se encuentra repleta de enormes torres de basura apiladas por él, que se mezclan con los rascacielos construidos por los humanos años atrás.
La única compañía de Wall-e son una cucaracha y un vídeo musical que reproduce todos los días y le recuerda cómo era la vida en la Tierra. Para resguardarse de las frecuentes tormentas de arena que asolan la ciudad, Wall-e vive en un viejo vehículo en el que guarda todo aquello que a él le parece valioso o singular.
La casa de Wall-e
Su existencia cambia cuando un extraño robot llamado E.V.A. llega a la Tierra en busca de algún signo de vida. A partir de aquí, Wall-e descubre que sigue existiendo vida humana fuera de la tierra, en una enorme nave espacial llamada AXIOM, que podríamos describir como una ciudad-centro comercial con las condiciones perfectas para que las personas no muevan un sólo dedo y todo esté perfectamente controlado por las máquinas.
La ciudad interior del AXIOM nos recuerda a un gigantesco centro comercial lleno de carteles publicitarios, en el que la atmósfera está controlada para parecerse lo más posible a la de la tierra. La gente se desplaza sobre unas plataformas flotantes por raíles, y el control es tal que ninguna persona ve más allá de la pantalla que tiene frente a ella. Las modas están controladas por enormes pantallas y una voz que les recuerda cómo van las cosas.
Una zona de la ciudad que recuerda a Marina D´or.