El Incal (Alejandro Jodorowsky y Moebius, 198o-1988)
También conocida como "La saga de los incales" o "Las aventuras de John Difool", esta historia de ciencia-ficción surrealista y difícil de clasificar nos cuenta las aventuras de John Difool (un extraño detective en horas bajas) y de su simpático pájaro de hormigón Deepo, que tratan de buscar la iluminación interior por un inestable mundo metafísico.
El magnífico guión de Jodorowsky se une al lápiz de Moebius para narrarnos una historia que se mueve de civilización en civilización a través de fantásticos mundos del futuro, en unas viñetas cargadas de humor que nos transportan a enormes ciudades en las que las personas se mueven guiadas por sus vicios y aficiones retorcidas.
El mejor ejemplo de ello es la llamada "Ciudad-Pozo", una enorme perforación hacia las profundidades del planeta con incontables niveles, pasadizos y puentes elevados cuyo fondo es un gran lago de ácido que tiene que sufrir los continuos suicidios de la población. Una arquitectura que nos recuerda a las naves espaciales tantas veces vistas en el cine, más cercana al diseño de ingeniería donde la estética viene determinada únicamente por la función que cumplen los diferentes espacios. El mobiliario urbano lo constituyen los conductos de ventilación, los petos de protección y las barandillas o las escaleras que unen los distintos niveles.
Ciudad-Pozo, en la que se aprecia el llamado "Cinturón rojo", nivel de los placeres de la ciudad |
Avenida de los suicidios |
Diferentes zonas de la ciudad |
Cinturón rojo, o barrio de la perversión |
El G.T.O. de los mutantes |
La raza humana se encuentra en uno de sus momentos más decadentes, rodeada de ciencia y tecnología que no han hecho más que llevar a la clase media de la sociedad a vivir dependientes de todo tipo de drogas, de programas televisivos en 3D, con reality shows interminables sobre una aristocracia depravada e intocable.
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